jueves, 3 de abril de 2014

Presentación.



Tejo en la Plaza de San Marcos





El presente blog titulado El tejo en la ciudad de León tiene la pretensión de constituirse en catálogo e inventario lo más exhaustivo posible de los ejemplares de tejo (Taxus baccata L. ) que existan en la ciudad de León y en el alfoz de pueblos que forman su área metropolitana, con la finalidad de contribuir al desarrollo y conservación de esta especie vegetal.

El tejo común goza de la protección de la ley en la Comunidad Autónoma de Castilla y León (Decreto 63/2007 de 14 de junio por el que se crea el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León), definiéndose para la especie que nos ocupa la figura de protección denominada Microrreserva de Flora, que considera al tejo especie de atención preferente.

En este trabajo vamos a intentar una aproximación al estado actual en que se encuentra la especie en el exclusivo marco territorial comprendido dentro de los límites de la ciudad de León y su alfoz, lo que quiere ser una contribución para futuros estudios más detallados que alcancen al ámbito territorial de la totalidad de la provincia, a fin de determinar con mayor rigor el estado general de conservación del tejo y las posibles medidas adecuadas que habrán de ser adoptadas para su mejor protección.

El ámbito territorial estudiado no presenta en la actualidad un hábitat lo suficientemente óptimo como para que la especie se pueda desarrollar en forma silvestre en unas condiciones adecuadas, debido a las acusadas características de presión antrópica y de desarrollo urbanístico que afectan a las áreas urbanas. Sin embargo mediante un examen detallado de la toponimia menor de este territorio se constata la existencia de abundantes vestigios léxicos que revelan la presencia del tejo en esta latitud en tiempos pasados. No existe, pues, el tejo silvestre en este hábitat ciudadano, con una única excepción que más adelante se verá.

Los tejos de los que vamos a tratar en este blog son tejos cultivados, árboles plantados generalmente en jardines y en parques públicos o privados. Son por lo general individuos jóvenes y adultos, con edades que salvo algún caso excepcional no superan la centena de años.

Constituyen un patrimonio vegetal de un valor relativo, escaso, si lo comparamos con el de otros tejos cultivados que se pueden encontrar en distintas partes de la provincia de León o en provincias aledañas, donde la especie se ve representada por ejemplares de altísimo valor ecológico y cultural, verbigratia tejos de San Cristóbal de Valdueza, en Ponferrada, o tejo de Bermiego, en Asturias.

Sin embargo, pese a la poca importancia de estos tejos nuestros en el contexto regional sí que creemos que para la mejor conservación en general del tejo se hace necesario también conocer y dar a conocer a todos los aficionados y personas interesadas en las vicisitudes de este apasionante e incomparable ser vegetal la existencia de estos modestos ejemplares leoneses.

Esa es la pretensión que anima este blog. En este trabajo daremos cuenta en forma de catálogo fotográfico de cuantos tejos nos ha sido posible localizar en la ciudad de León y en algunos pueblos de los alrededores.

No están todos, evidentemente, pero sí creemos que están la mayor parte de ellos. Se agradecerá toda aportación que nos pueda informar de la existencia de ejemplares desconocidos para nosotros, a fin de incorporarlos a este catálogo. Igualmente se agradecerá toda corrección, opinión, sugerencia o comentario que el posible lector tenga a bien formular.

El trabajo se complementa con una básica cartografía que señala la localización exacta de cada individuo, para lo cual hemos hecho uso de las posibilidades que ofrecen los programas Google Earth, Google Maps y Panoramio, donde hemos publicado y ubicado geográficamente todas las fotografías de tejos que aparecen en el blog.

Tenemos la esperanza de que sea del agrado de sus posibles lectores, a los que damos anticipadamente las gracias por su atención.







                                         Conocerlos ayuda a conservarlos






Notas:

-Todas las fotografías son originales del autor, salvo que se especifique lo contrario
-Hacer clik sobre las fotos para ver ampliación






Tejos en el Parque de Quevedo



El Parque de Quevedo es uno de los más antiguos de la ciudad de León. Se emplaza en la margen derecha del río Bernesga, en el popular barrio de El Crucero, ocupando una superficie cercana a los 50.000 metros cuadrados.

El parque de Quevedo se levanta sobre el solar de lo que fue antiguo Almacén de Maquinaria y Vivero forestal del Ministerio de Obras Públicas. En su interior se encuentran importantes ejemplares de especies exóticas y autóctonas, cuya edad se remonta al tiempo de servir estas instalaciones como vivero, es decir, a mediados del siglo XX, años 40-50. Se pueden contemplar grandes ejemplares de pinos piñoneros, cedros del Himalaya, araucarias, ginkgos, castaños de Indias o magnolios, entre otras especies.

También cuenta con algunos ejemplares de tejo, situados en la parte noroeste de las instalaciones. Veamos algunos de ellos:


Pequeño ejemplar a la entrada del parque


Por lo general son tejos de pequeño tamaño, algunos con un porte de tipo arbustivo antes que arborícola. Su antigüedad parece remontarse como poco al año 1980, fecha de la inauguración del moderno Parque de Quevedo, cuando debieron de ser plantados. Es decir, su edad puede estar en torno a los 30 o 35 años.







Crecen a la sombra de los grandes pinos y cedros que adornan este emblemático jardín leonés.



                     Hay algunos que presentan unas proporciones mayores, con alturas cercanas o superiores a los cinco metros.




 Otros han sido sometidos a podas topiarias y recortes de volumen y altura, para ser reconvertidos en seto. La zona en la que están plantados sufrió una remodelación importante en los últimos años, como consecuencia de la cual algunos individuos desaparecieron o se vieron perjudicados por las obras.




En total existe aproximadamente una docena de tejos en el Parque de Quevedo. El estado de salud que presentan es bueno en términos generales.




 Esperemos que sigan ahí prosperando y creciendo saludablemente por muchos años, para recreo de todos, obsequiándonos con su sombra y serena compañía, engalanando con su presencia misteriosa y su silenciosa prestancia este rincón de uno de los bonitos parques de nuestra ciudad. Y hacemos votos por que las futuras obras que puedan tener lugar en sus inmediaciones no les afecten negativamente.






                                         "Conocerlos ayuda a conservarlos"




Tejos en el Paseo de Papalaguinda



El Paseo de Papalaguinda es el parque urbano más veterano de cuantos existen en la ciudad de León. Su antigüedad se remonta como mínimo a principios del siglo XIX, cuando era conocido como Parque del Calvario, por la existencia a todo lo largo de su longitudinal recorrido de una galería de cruces de piedra que en tiempo de Cuaresma era usada para celebrar el Via Crucis.


Foto antigua del Paseo de Papalaguinda (foto tomada de Internet)


Fue construido con la finalidad de establecer una zona de paseo y recreo veraniego en las proximidades del río. Parece ser que a imitación de las costumbres de la época constaba de dos zonas diferenciadas, una destinada para paseo de los habitantes más ricos y distinguidos de la ciudad, y otra para las clases más populares y humildes.

Posteriormente, en el siguiente siglo, el nombre con el se denominó a este parque de recreo fue el de Paseo de las Negrillas, según hemos podido saber por testimonio de familiares nuestros que nos contaron algunas anécdotas relativas a estos jardines, a donde iban a jugar durante su infancia, infancia que transcurrió en los primeros años del siglo XX.

Foto del Paseo de Papalaguinda en los años 40-50 (foto tomada de Internet)


El nombre que recibe en la actualidad, Paseo de Papalaguinda, corresponde por lo tanto al siglo XX, y su disposición y dimensiones son fruto de los Ensanches urbanísticos experimentados por la ciudad durante dicha centuria. El paseo se extiende por una superficie total de algo más de 55.000 metros cuadrados, distribuidos en dos zonas, una situada a mayor altura que la otra, y se ubica en la margen izquierda del río Bernesga, ocupando una larga franja a modo de galería fluvial comprendida entre la Plaza de Guzmán y las inmediaciones de la Plaza de Toros.



Paseo de Papalaguinda en la actualidad (foto tomada de Internet)


En el Paseo de Papalaguinda pueden contemplarse diversas especies arbóreas autóctonas y alóctonas. Destacan los grandes cedros plantados a lo largo de la parte superior del paseo, algunos de los cuales pueden ya verse en las precedentes fotografías antiguas fechadas a principios y mediados del siglo XX.

La edad de estos cedros es, por lo tanto, considerable, superior a los cien años. Otro tanto quizá pueda afirmarse de otros viejos árboles que todavía es posible observar en este antiguo parque, tales como glicinias, aligustres, encinas o hayas.




En lo que se refiere al tejo, objeto de este trabajo, nos encontramos en el Paseo de Papalaguinda con hasta siete medianos o buenos ejemplares de tejo. Por lo que concierne a su posible edad, no nos atrevemos alegremente a remontarla a los mismos tiempos del siglo XIX, o incluso a fechas anteriores, a las que corresponde la antigüedad cierta y conocida del parque según se explicaba más arriba. Pero sí podemos estimar con poco margen de error que a juzgar por su apariencia y dimensiones alguno de estos siete individuos puede rondar la edad de sesenta, setenta u ochenta años, o tal vez más. Vamos a verlo con detalle.







El mayor de los ejemplares de tejo residentes en este parque tiene una altura cercana a los diez metros, así como una frondosa copa cónica que ocupa un perímetro respetable. 




El tronco está formado por dos vigorosos tallos cuyas arrugas nos advierten de que estamos ante un ejemplar adulto, no centenario, pero con una edad que probablemente sea muy aproximada a la estimación que hemos realizado anteriormente, 70 u 80 años, tal vez alguno más.



Detalle del tronco

 Un segundo tejo, de proporciones más modestas, puede ratificar la veracidad de los cálculos que estamos haciendo sobre la edad de estos ejemplares. Veamos a continuación un par de fotos de este segundo ejemplar:






Como se puede apreciar claramente en las dos fotografías anteriores este segundo individuo presenta menor altura y corpulencia que el que vimos anteriormente. La altura debe de estar en torno a los cinco metros, aproximadamente. La comparación entre ambos tejos, así como la circunstancia de un corte practicado sobre el tronco del segundo, corte en el que se pueden contar los anillos de crecimiento, nos va a permitir realizar una estimación más detallada de su edad.


Detalle del tronco y corte practicado

En la foto anterior podemos observar que el tronco de este tejo originariamente constaba de dos vástagos paralelos, uno de los cuales ha sido cortado.


Sección horizontal del corte en uno de los vástagos

Sección horizontal del corte (ampliada)

El recuento de los anillos de crecimiento visibles en el corte del tronco arroja una cantidad como mínimo de treinta anillos, que corresponderían a una correlativa edad de treinta años. Sin embargo tenemos que decir que albergamos dudas en cuanto a este resultado, por el hecho de que apreciablemente algunos anillos presentan un grosor muy superior al de otros, a veces del doble de grosor, especialmente en los anillos más cercanos al centro, es decir, en los correspondientes a los primeros años de edad del árbol, los cuales deberían ser menos gruesos que los anillos más alejados del centro del tronco, ya que es notoriamente conocido que el tejo es un árbol de crecimiento muy lento, ultra lento, especialmente durante los primeros quince o veinte años de su vida.

Cabe la posibilidad, pues, de que algunos de esos anillos más gruesos que observamos en los primeros años en realidad comprendan dentro de sí a otro u otros sub-anillos más delgados, con lo que la cantidad total de anillos quizá se aproximase más a la cifra de cuarenta que a la de treinta.

A ello hemos de añadir otro dato: el vástago del tronco que ha sido cortado es visiblemente más delgado que el otro que permanece vivo, lo cual nos indica que el corte fue practicado hace unos cuantos años. A falta de mediciones exactas en este momento, podemos estimar que el grosor del vástago de tronco que ha quedado vivo casi duplica al del vástago del mismo tronco que fue cortado, tal y como se puede apreciar en la siguiente foto:



Por lo tanto, de todo lo anterior se comprueba sin ningún género de duda que la edad mínima de este segundo ejemplar de tejo se sitúa como poco en una cifra en torno a los cincuenta años. Todos estos cálculos pueden ser realizados con mayor precisión, pero creemos que el resultado de cincuenta años que hemos obtenido mediante la metodología deductiva practicada es correcto. Si conseguimos precisar mejor la edad de estos tejos del Paseo de Papalaguinda, añadiremos en su momento tales datos a la presente entrada de blog. 

¿Cincuenta años? Probablemente sí.


El resto de tejos del Paseo de Papalaguinda difieren de estos dos que hemos visto en primer lugar. Son tejos de carácter ornamental, posiblemente variedades de jardinería, que desarrollan otra forma de crecimiento, más en anchura y perímetro de copa que en altura.



Presentan una disposición característica en la que destacan las numerosas ramas apuntadas en forma de arco, a modo de una espinosa coraza que se despliega en todas las direcciones.






Su porte es considerablemente inferior al de los dos tejos que veíamos al principio. El tronco, de menor grosor y tamaño, con formas retorcidas que se alejan de la verticalidad que veíamos en los otros, los hace parecer completamente distintos..



Son tejos más aptos para practicar sobre ellos las técnicas de jardinería del arte de la topiaria , si bien estos del Paseo de Papalaguinda parecen haber sido dejados crecer a su libre albedrío tras años de haber sido intensamente trabajados.



Se hace difícil poder precisar la edad que puedan tener. Sin duda son ejemplares adultos. Observando sus troncos se ve el efecto de una constante regeneración de pequeñas ramillas, que también aparecen en las raíces (en algún caso aéreas)


Detalle de un tronco y de las raíces



Regeneración constante sobre tronco


La salud y estado de conservación de todos estos tejos puede calificarse de bueno, tal y como corresponde a ejemplares que gozan de numerosos cuidados y atenciones por parte de los técnicos municipales. Gozan durante el verano del frescor y la sombra que les deparan los numeroso arces, abetos y pinos que pueblan la zona central del Paseo de Papalaguinda en la que están enclavados. Confiamos en que pervivan durante muchos años en este emplazamiento, para que las generaciones del día de mañana puedan disfrutar de la existencia de estos emblemáticos seres.


Conocerlos es ayudar a conservarlos





Tejos en el Parque de los Reyes




El Parque de los Reyes de España fue inaugurado en 1982. Es un pequeño parque situado en la Avda. de José Aguado cuya característica más destacada es la presencia de un paseo formado por imponentes secuoyas de gran tamaño que alcanzan una altura próxima a los 25 metros.


Detalle del tronco de una secuoya
Entre secuoyas, cipreses, chopos o arces, por nombrar algunas de las especies que se dan cita en el parque, crecen en buenas condiciones cuatro bonitos individuos de tejo, cuya edad está en torno a los treinta años. A continuación veremos algunas fotos de estos ejemplares.

En la entrada principal un tejo custodiado por dos pequeños magnolios cobija bajo su sombra el rótulo con el nombre del parque


Detalle del tronco



Un poco más adelante encontramos un nuevo ejemplar



Está plantado junto a un hórreo leonés proveniente del antiguo pueblo de Riaño, sumergido bajo las aguas del pantano de su nombre. La proximidad de la construcción no favorece su crecimiento, haciendo que la copa se desarrolle desigualmente

En cualquier caso su figura es airosa, con los característicos arcos apuntando en todas direcciones

Los otros dos ejemplares están situados en forma simétrica en el centro del parque.

Su estado de conservación es francamente bueno

A la sombra de sus ramas, podadas ad hoc, se sientan los usuarios del jardín 


                                                  Conocerlos ayuda a conservarlos






Tejos en el Jardín del Cid



El Jardín del Cid se levanta en pleno centro de León, en la parte antigua de la ciudad, al lado de señalados monumentos leoneses tales como la muralla romana, el Palacio de los Guzmanes, la Casa Botines o la Colegiata de San Isidoro.

No tenemos datos de cuál pueda ser su antigüedad, aunque sospechamos que no sea mucha. Sin embargo en este jardín se hospeda el que sin duda es el tejo más antiguo de todos cuantos residen en la ciudad de León.




Este ejemplar de tejo, según aseguran los técnicos municipales, es doblemente centenario. Fue trasladado a este lugar desde la original ubicación en que se encontraba, en el patio de un viejo caserón en la parte antigua de la ciudad, en concreto en el histórico lugar denominado Corral de San Guisán. La operación de trasplante fue efectuada en los años 80 y no fue sencilla, pero resultó un completo éxito a la vista del aspecto saludable que el tejo presenta treinta años después de este traslado.


Detalle del tronco
En el jardín existen otros tejos, de la variedad ornamental de jardinería, a los cuales les son practicadas regularmente habilidosas podas y recortes para darles artísticas formas.





No sabríamos con exactitud establecer la edad que puedan tener estos otros individuos ornamentales, pero a la vista de su porte y hechuras estimamos que no será inferior a los treinta años.





                                                       







                                               Conocerlos ayuda a conservarlos